Quinto capítulo de la novela La Plataforma: La palabra «gratis» tiene un poder seductor que nos impulsa a actividades que, de costarnos un dinero, nunca las haríamos.

Capítulo 5 – Un día totalmente GRATIS
El aroma del café recién molido inundó los pulmones de James Bean iniciando el proceso de estímulo para despertarse. Le hacía gracia la paradoja de que la cafetería a la que solía ir se encontrase justo en la acera de en frente del bar al que solía ir. “Binomios sinérgicos” como él los llamaba, como cine y palomitas, cañas y tapas, casinos y furcias… ¡Dos elementos complementarios que mejoraban el conjunto logrando una experiencia radicalmente mucho mejor que cada uno por separado!

Se tomó dos expresos, solos, sin azúcar. Llevaba años viviendo en Estados Unidos, pero no aguantaba el café americano, le parecía agua sucia y te tenías que tomar el doble o el triple para que te despejase la mente. ¡Menos mal que había encontrado aquella cafetería italiana! No hacían el mejor café del mundo pero, al menos, tenían una máquina de café decente y no esas mariconadas de las boutiques cafeteras con canela, con nata, con “tontileches” y con más agua que café. Estaba claro, él quería un café reglamentario, como decía Marta, su mujer. Pero hoy ni con dos ni con tres expresos era capaz de resucitar. Iba a tener que subir a su casa a dormir la mona y luego ya veríamos. Sacó sus “gafas de cerca” de la funda de su chaqueta y desdobló con curiosidad el folleto que le había dado aquel hombre.
“Anímese a conocernos, pase un día TOTALMENTE GRATIS en nuestras instalaciones. Transporte y manutención: Todo incluido. Llámenos y le pasaremos a recoger a la puerta de su casa.”
Era un tríptico sencillo, en la primera cara aparecía una foto de un amanecer en alta mar y las palabras “CAMBIE SU VIDA, DESCUBRA EL MAR”. —Estos publicistas ya no saben qué inventar con tal de llamar la atención —pensó James— si creen que así me van a vender su clínica de desintoxicación van listos.
Siguió leyendo el folleto, para ser una clínica de tratamiento de la adicción no lucían para nada los médicos ni daban detalles acerca del tiempo estimado de permanencia. Sin embargo, un detalle llamó la atención de James. Al final, en la última hoja aparecía un letrero que decía: “Anímese a conocernos, pase un día TOTALMENTE GRATIS en nuestras instalaciones. Transporte y manutención: Todo incluido. Llámenos y le pasaremos a recoger a la puerta de su casa.” y un número de teléfono de contacto.

La palabra mágica era “gratis”, James sabía que hacía milagros. Como siempre se había dicho gratis siempre es mejor. Hacía que la gente estuviera durante horas al sol esperando en una cola para recibir una colchoneta publicitaria de sólo unos euros, que cualquiera podría haberse comprado, pero si la daban gratis, estaban dispuestos a esperar…¡curioso!
—De todas maneras —pensó James— no tengo otra cosa mejor que hacer. Y marcó el número en su teléfono móvil.
Continuará…

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