Todo cambia, nada permanece, sólo el devenir es constante.
Heráclito
Según nos planteaba El Oscuro de Éfeso, no es posible bañarnos dos veces en el mismo río porque el fluir de sus aguas, el cambio, hace que el río deje de ser el mismo que era un instante antes, que un instante después.
Vamos, que lo único que no cambia es el cambio, es decir, el cambio es constante. Pero, digo yo, si es constante, es porque no cambia, pero si el cambio es constante entonces ¿sí cambia?…
¡Ejem! Empecemos otra vez, a ver si nos aclaramos…
¿Qué quería decirnos este venerable señor? Pues que hay una constante que, en realidad, es una variable, es decir, que hay una constante que no es constante, es variable. ¿O es una variable que, realmente, es una constante?
Y así se te pueden empezar a recocer las neuronas intentando comprender a los antiguos, que puede ser más complicado que resolver un sudoku aplicando la teoría de cuerdas mientras interpolas con el teorema de Pitágoras en incrementos diferenciales.
Yo creo que lo que quería decir es que NO HAY CONSTANTES, TODO SON VARIABLES, de manera que, hasta lo que aparentemente nos parece constante, realmente no lo es, sino que es también una variable: TODO CAMBIA.
Pues eso, que mejor que nos adaptemos a los cambios porque nos guste o no, las cosas han cambiado, cambian y van a cambiar ¿para bien o para mal? Eso dependerá de dónde nos toque estar, como siempre, pero si no juegas, no ganas, y aquí todos llevamos papeletas.

Y próximamente el artículo: ¿La vida es una tómbola?

Ok, pero siendo quisquillosos con «el Oscuro ese», el río es el mismo (mismo nombre, misma ubicación…) lo que cambia es el agua que lleva dentro…
Aunque una cosa sí que es cierta: ¡¡Renovarse o morir!!
Y ya que el cambio es inevitable, por lo menos gestionarlo uno mismo (elegir dónde o cómo cambiar en la medida de lo posible)
Estoy de acuerdo, y supongo que, llamándote Cirze, un poco brujilla «oscura» también debes ser, ¿verdad?
¡Saludos cordiales!